Todo sobre la polea del cigüeñal

Polea del cigüeñal

Dentro del funcionamiento del motor del coche, el cigüeñal es una parte esencial de los motores de combustión: es el encargado de transmitir el movimiento hacia las ruedas, convirtiéndolo en circular para que estas puedan girar. Se sitúa en el extremo del cigüeñal y ayuda que este último sufra grandes averías.

La polea es una de las piezas que conforman el conjunto de transmisión, lo que conecta el volante a la polea y sirve como transmisor del movimiento. También se encarga de corregir pequeñas oscilaciones del sistema, así como las vibraciones propias del funcionamiento de un vehículo.

Para qué sirve la polea del cigüeñal

Al extremo contrario del sistema motor, nos encontramos la polea del cigüeñal, una pieza que ayuda a reducir las vibraciones del motor para que esta parte se mantenga equilibrada. También se le da el nombre de damper y transmite el movimiento al resto de componentes del sistema motor del coche, llegando al alternador, a la bomba de agua o a la bomba de dirección asistida.

Por medio de una correa trapezoidal se accionan otros componentes como el compresor, la bomba del agua o el mismo alternador del coche, sirviendo para amortiguar los choques entre el resto de las piezas. Su función en los coches gasoléo es mucho más perceptible que en los de gasolina.

Partes de la polea

Partes de la polea

Esta pieza tiene tres partes esenciales: la parte central, el anillo de caucho y la parte exterior sólida. La parte central es donde se inserta el eje de rotación, el anillo de caucho se sitúa rodeando la primera pieza, mientras que la parte exterior es la que protege todo el sistema para que no se salga de su movimiento.

El material utilizado para este sistema es el metal, ya que necesita resistencia para soportar todo el movimiento que se ejerce sobre él. Para cumplir su función amortiguadora, se le ha añadido la parte blanda de caucho, un material que permite el movimiento pero que además hace su misión de absorción.

Averías típicas

La parte más blanda de este sistema, la de caucho, es la que suele desgastarse por el centro con más frecuencia, al estar en continuo movimiento. Esta avería tiene fácil solución, sustituyéndola por otra diferente: un buen síntoma de este sistema es cuando escuchas una especie de crujido al conducir, que indica el choque de las dos partes sólidas de este sistema.

En un último caso, la correa puede romperse, lo que provocaría que se encienda en piloto de fallo del motor, impidiendo la conducción segura y teniendo que interrumpir la conducción de forma instantánea al no transmitirse correctamente el movimiento del motor. Los pedazos de esta rotura pueden interceder en otros sistemas, como en el propio motor, lo que derivaría en un daño mayor en nuestro coche. Esta tarea la debe hacer siempre un experto en mecánica, ya que esta parte del sistema de transmisión en ocasiones requiere retirar de forma temporal los filtros del aire, quitar una rueda o mover los cables de las bujías.

Cada cuánto revisarla

La polea es una parte predispuesta al desgaste, al estar en continuo movimiento. Uno de los puntos más positivos de su mantenimiento y que es sencillo verificar su está en buen estado, tanto por el sonido como a simple vista haciendo una prueba dinámica. Si tu coche hace ruidos extraños en ralentí, es probable que tengas que hacer una revisión de esta zona. Ten en cuenta también que los expertos recomiendan revisar cada 60.000 kilómetros.

Averías de la polea

Recuerda incluirlo en la lista de mantenimiento de tu coche, ya que esta pieza desconocida puede cambiar por completo la salud de nuestro coche. Ante cualquier duda, en Grup Lesseps contamos un gran equipo mecánico ¡Te esperamos!

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